martes, 29 de diciembre de 2015

Jornaleros se defienden de empresarios agrícolas


Ensenada. El martes 17 de marzo se registró uno de los acontecimientos más sobresalientes del 2015 cuando unos 7 mil jornaleros en su mayoría migrantes se enfrentaron con las autoridades en el sur del municipio de Ensenada para manifestar su descontento por las condiciones laborales en los campos agrícolas de Baja California, según el discurso de los líderes de la Alianza de Organizaciones Nacional, Estatal y Municipal por la Justicia Social. 

Fue alrededor de la media noche de ese día cuando los primeros inconformes  -hombres y mujeres de todas las edades- se apostaron en diez diferentes puntos de la carretera Transpeninsular a lo largo de 90 kilómetros, de la vía de comunicación más importante para el transporte de carga terrestre en Baja California. La carretera fue bloqueada con llantas, piedras y barricadas de concreto, también prendieron fogatas para imponer presencia.

Los jornaleros exigieron al Gobierno Federal un encuentro en persona con el Secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, para entregar un pliego petitorio con exigencias relacionadas con mejora salarial, pago de vacaciones y horas extras, crear figura legal para que todos los jornaleros –fijos y temporales- tengan acceso al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), guarderías, así como erradicar supuestos abusos en contra de mujeres dentro de las áreas de siembra a manos de mayordomos.  

Por la mañana el problema ya había rebasado a las autoridades municipales cuyas delegaciones, así como estaciones de policías,  fueron tomadas por los manifestantes y los pocos oficiales buscaron refugio en las casas de los mismos habitantes. La mayoría de los jóvenes que formó parte de la protesta estaba armada con palos y algunos con machetes.

En Camalú, el conflicto se agravó cuando una turba se movía de un lado a otro de la carretera donde apedrearon el mercado El Reloj y rompieron los cristales de la puerta de entrada para después saquear el negocio a la vista de los resignados dueños.

Ahí, unas 800 personas entre niños, mujeres y adultos mayores, fueron testigos del robo en el  establecimiento para sacar desde dinero en efectivo, comida, artículos de limpieza, celulares, hasta bebidas alcohólicas, todo valuado en más de 20 MDP, según un peritaje posterior. Camalú fue un pueblo sin ley.  Hubo 12 detenidos por el caso de El Reloj que fueron liberados meses después por la Comisión Nacional para los Pueblos Indígenas.

A las seis de la tarde en el centro de Gobierno de San Quintín, se registró otra confrontación entre policías estatales, federales y elementos del Ejército Mexicano, Algunos de estos refuerzos (antimotines) llegaron hasta ahí por aire, de los municipios del estado y otras partes del país. Durante el enfrentamiento usaron armas de fuego, palos, piedras y los agentes usaron gas lacrimógeno. Hubo varios lesionados.

Horas más tarde, granaderos federales disolvieron la manifestación y mantuvieron un operativo alrededor del poblado.

Ese día, los establecimientos, gasolineras y mercados permanecieron cerrados por casi 48 horas. Los residentes, pero sobre todo los comerciantes, vivieron momentos de tensión refugiándose en sus casas. Las empresas Los Pinos y Driscoll fueron bloqueadas y estuvieron custodiadas al igual que las instalaciones de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). 
El Frente Indígena de Organizaciones Binacionales, tenían casi 60 líderes distribuidos en los diferentes campos de trabajo, y el mayor problema fue poner de acuerdo a los dirigentes.

Otro enfrentamiento en mayo
El nueve de mayo en la delegación Vicente Guerrero, en la colonia Nueva San Juan Copala, hubo otro enfrentamiento entre policías estatales y simpatizantes del movimiento de jornaleros, lo que dejó como resultado el incendio de la estación de policía, el desmantelamiento de un tanque de asalto “Rhyno”,  y dos vehículos particulares también hubo detenidos que fueron liberados después.  

Logros a medias
Dentro del Centro de Gobierno, se encontraba el Secretario de Gobierno de Gobierno del Estado, Francisco Rueda Gómez; el subprocurador de Justicia del Estado, Marco Chavarría López, el subsecretario de gobierno, Pablo Alejo López Núñez, quienes no pudieron dialogar con los protestantes, tampoco el gobernador Francisco Vega de Lamadrid.

Las manifestaciones se mantuvieron por lo menos tres meses, en ese lapso se hubo campamentos en cada una de las delegaciones. Luego de varias reuniones entre los dirigentes de la alianza con el Subsecretario de Gobierno, Luis Miranda Nava, se resolvieron varias de las peticiones hechas por los jornaleros, además se logró  mayor inversión para la zona sur, al tiempo que la STPS se comprometió a realizar el trabajo de inspección de manera permanente.

Actualmente los dirigentes de la alianza se dividieron en dos grupos y cada uno por su lado creó un sindicato independiente para afiliar a los trabajadores.  

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